Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de comprar un violín son las aptitudes de
la persona que lo va a tocar. El
violín
que se compre un principiante no será el mismo que el que se compre una persona con cierta
experiencia en el manejo del instrumento.
En el caso de un principiante lo más conveniente es elegir un violín que
ayude a crear hábitos de colocación; es decir, la calidad acústica no tiene por qué primar, pero sí
la comodidad a la hora de sujetarlo. La madera con que están construidos estos violines no tiene
por qué ser de abeto; lo más importante es que sea de un material resistente. Se les suelen llamar
violines de estudio y son los más accesibles económicamente. Algunas
marcas de violines
recomendadas para este
tipo de violín
son Gliga, Cremona, Etinger, Eastman, Stentor, Kreutzer,
Corina, Rapsody o Franz Hoffmann. Para elegir el modelo en concreto es
conveniente que una persona entendida lo pruebe y decida si la relación calidad/precio es la
correcta.
Cuando la persona que vaya a
tocar el violín
tenga un nivel medio, es decir, cuando ya haya cometido los errores típicos de los
principiantes, se haya acostumbrado a varios hábitos y tenga el oído más desarrollado, es
conveniente pasar a otro nivel. Los instrumentos en este caso se suelen conocer como violines de
serie, también denominados como violines de estudio alto o semi-profesionales, y
están fabricados por algún luthier. Normalmente tienen más potencia y riqueza tonal. Los
ajustes están más cuidados y es conveniente que estén realizados 100% de forma manual, para
optimizar la calidad del sonido que emitan. Es un violín de transición; no es ni para iniciarse ni
para tocar conciertos. Las
marcas de violines
anteriores tienen modelos de violín que cumplen estas características.
Si se trata de una persona experta y que domine el arte a la perfección,
puede inclinarse por los ejemplares clásicos, aunque son tremendamente caros. Las piezas
originales suelen estar en manos de coleccionistas y las que no, en posesión de
famosos violinistas
contemporáneos. Los violines más conocidos son los Stradivarius,
los Guarnieri y los Amati, aunque también hay otros utilizados por muchos
profesionales. Para elegir el adecuado es conveniente hablar con un luthier de confianza.
De todos modos, sea del nivel que sea nunca está de más tomar ciertas
precauciones.
Comprar un violín
por Internet es muy peligroso, ya que se suele tratar de grandes cantidades de dinero y el estado
podría no ser óptimo. Problemas como la
carcoma,
la falta de rectitud del arco, la puesta a punto o los desperfectos se solucionan viendo el
violín
antes de pagarlo. El sonido que emita el nuevo violín tiene que ser del agrado del comprador; por
ello, llevar un violín propio para comparar es una práctica utilizada habitualmente. Tampoco
es mala idea que el comprador escuche el sonido generado cuando es otra persona la que está tocando
el instrumento. Otro importante consejo para comprar un violín es que hay que tener claro a
por lo que se va. Si el comprador prueba muchos violines al final no distingue perfectamente cuál
es el de mejor calidad, por lo que es conveniente decir al vendedor lo que se está buscando y
probar solo lo imprescindible.